El obispo de Temuco, jorge Concha Cayuqueo publicó una columna de opinión en el Diario Austral el domingo 18 de mayo (2025) donde hace referencia a que ya la Iglesia Católica hace décadas llamo a reconocer al Pueblo Mapuche, su preexistencia, sus derechos, su gobernabilidad y su valor religioso y espiritual basado en su cosmovisión.
Hace más de 45 años la Iglesia Católica en el sur, representada por los obispos de Concepción, Los Ángeles, Temuco, Villarrica, Valdivia y Osorno, en una Carta Pastoral (1979), expresó un sueño de paz, reconociendo al pueblo mapuche como pre-existente y con una particular cultura, la mano de lo gobernante se resiente ante la propiedad de la tierra indígena, por el gozo inherente y determinante en su cultura, es decir, no solo la gobernabilidad se resiente si se desconoce también su valor religioso o espiritual, basado en su cosmovisión.
Columna
Jorge Concha Cayuqueo,
obispo de Temuco
18 de mayo de 2025
Entendimiento para la paz, anhelo y esperanzas de La Araucanía
¡La paz esté con ustedes! Es el saludo de Cristo resucitado a sus discípulos desesperanzados, frustrados, tristes. Es el saludo que recordó e hizo Robert Prevost Martínez, hoy Papa León XIV, recién electo en su nuevo ministerio.
Es que la “paz” evoca una condición de armonía y bienestar sin igual, en todos los estados de relaciones humanas, incluyendo la relación con Dios y la naturaleza. Es un concepto que derrocha calidez, empatía y amor. Vivir y convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. La paz hace posible descansar, restaurar las fuerzas y recomenzar, despierta las posibilidades que poseemos hombres y mujeres y hace soñar; amplía el horizonte de las oportunidades que tenemos; la paz hace posible ver, darse cuenta, reconocer y alegrarse de la novedad. Abre caminos nuevos, imprevistos, nuevas rutas por recorrer.
Esa breve palabra paz, contiene más que tres letras, implica la construcción de una amalgama de valores: tolerancia, respeto, justicia, equidad, bondad, reconciliación. Cuando en la historia de las sociedades o pueblos hay ausencia de estos valores o están trastocados, surgen las crisis y los conflictos que destruyen sin compasión al más débil, generan rencoramiento y venganza. Por eso, la búsqueda del entendimiento para alcanzar la paz, es una necesidad urgente de esta sociedad pluricultural denominada La Araucanía.
Con esta clara convicción, hay que hacerse cargo de los cambios que implica, con sólidos valores, apegada a la palabra paz, expresadas a modo de recomendaciones en el informe de la «Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento»: Reconocimiento constitucional y de derechos colectivos; interculturalidad como un principio de inclusión de la diversidad cultural del país; reconocimiento a las formas propias de organización mapuche; revitalización cultural y lingüística; representación política y participación; reparación para las víctimas de actos de violencia, sean no mapuche o mapuche; órgano institucional responsable con alta jerarquía.
Hace más de 45 años la Iglesia Católica en el sur, representada por los obispos de Concepción, Los Ángeles, Temuco, Villarrica, Valdivia y Osorno, en una Carta Pastoral (1979), expresó un sueño de paz, reconociendo al pueblo mapuche como pre-existente y con una particular cultura, la mano de lo gobernante se resiente ante la propiedad de la tierra indígena, por el gozo inherente y determinante en su cultura, es decir, no solo la gobernabilidad se resiente si se desconoce también su valor religioso o espiritual, basado en su cosmovisión. Como otro signo de reconciliación, la Iglesia propició y apoyó en sus inicios la representación y participación social mapuche.
Los obispos sucesores (Manuel Camilo Vial y Héctor Vargas) dieron continuidad a este proceso generando visiones de buen entendimiento, justicia y paz. Siguiendo a mis predecesores, me sumo a este caminar y desafío, comprometiéndome a trabajar por el entendimiento necesario, con el fin de alcanzar caminos armoniosos y la paz en La Araucanía.
Cristo resucitado nos invita a la reconciliación con Dios, donándonos además, la paz en todas nuestras relaciones. Solo en Dios es posible tener esa paz que permanece. Quien tiene fe en Dios se llena de esperanza en su vida y se hace testigo de la posibilidad de lo que Dios nos promete en su palabra: «Yo hago nueva todas las cosas».