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Temuco
23 octubre 2025

Las hipersequías se consolidan como una nueva fase extrema de la sequía que afectará con mayor fuerza a Chile

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  • La revista HESS (Hydrology and Earth System Sciences) publicó un trabajo que identifica y caracteriza las hipersequía. Se trata de una amenaza climática de especial relevancia para Chile central. 
  • El estudio revela que los impactos durante una hipersequía son, en general, mucho mayores que los que se podrían esperar de aquellos relativos a sequías moderadas.
  • Simulaciones climáticas indican que años hipersecos serán más frecuentes durante el resto del siglo XXI.

Santiago, 23 de octubre de 2025. (CR2)– Un artículo liderado por el subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 y profesor titular del Departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Dr. René Garreaud, junto con 16 investigadores/as (7 de ellos del CR2) describe la denominada “hipersequía” en Chile, sus gatilladores e impactos, los cuales se dejaron sentir con fuerza en la zona central del país en los años 2019 y 2021

La investigación plantea que las sequías moderadas ocurren con cierta frecuencia en Chile central (cada 3-10 años), causando déficits de precipitación anual de entre un 20 % y un 40 % respecto al promedio histórico.

Por el contrario, la notable ausencia de lluvias durante los años hipersecos se traduce en déficits superiores al 75 %. En Santiago, por ejemplo, el promedio histórico es cercano a los 300 milímetros anuales, en cambio, en las hipersequías se acumulan menos de 90 milímetros. Según señala el estudio, esta condición extrema solo ha ocurrido cinco veces en los últimos cien años: 1924, 1968, 1998, 2019 y 2021.

René Garreaud

René Garreaud, líder de la investigación, comenta que estos fenómenos producen efectos que van más allá de lo meramente físico. “Una disminución sustancial de la precipitación aumenta el déficit hídrico en Chile central y produce impactos medioambientales en los caudales de ríos y el verdor de la vegetación, por ejemplo, además de consecuencias sociales, como conflictos por el uso del agua y la provisión de alimentos, entre otros”, señala el subdirector del CR2.

La investigación revela que los impactos durante una hipersequía son, en general, mucho mayores que los que se podrían esperar a partir de  una proyección de los impactos durante sequías moderadas y que, a su vez, dependen de las condiciones previas a una hipersequía.

Esto es evidente, por ejemplo, al comparar el decaimiento moderado de la vegetación natural de la hipersequía de 1998, la que fue precedida por un año muy lluvioso, en relación al cuasi colapso del bosque esclerófilo en 2019 y 2021 y luego de una década de megasequía.

De igual forma, “la hipersequía de 1924, estuvo enmarcada por una sociedad más rural y vulnerable, lo que fue un factor relevante en el desarrollo de conflictos sociales, como el exilio del presidente Alessandri, las movilizaciones populares y las matanzas obreras”, indica Garreaud.

El trabajo también aborda los diversos forzantes climáticos de la hipersequía -los que, a su vez, limitan la actual capacidad de predecirlas- y verifica su ocurrencia en los últimos 400 años empleando reconstrucciones basadas en anillos de árboles.

Durante el estudio, que incorpora disciplinas tan diversas como la climatología, percepción remota e historia, se emplearon simulaciones climáticas que estiman el comportamiento futuro de la hipersequía y que indican que los años hipersecos ocurrirán de manera más frecuente durante el resto del siglo XXI, con una tendencia a largo plazo de precipitaciones decrecientes.

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