El trabajo asociativo liderado por mujeres rurales y mapuches está impulsando innovación, sostenibilidad y desarrollo productivo en La Araucanía, reflejando el compromiso del Instituto de Agroindustria de la Universidad de La Frontera por fortalecer las capacidades locales y promover el cooperativismo regional.
Artículo en base a información de Instituto de Agroindustria – Universidad de La Frontera
Noviembre de 2025
En diversas comunas de La Araucanía, mujeres mapuches y rurales están impulsando un modelo de desarrollo basado en la asociatividad, la innovación productiva y el fortalecimiento de las economías locales. A través de cooperativas agrícolas, florícolas, apícolas y de trabajo, están transformando sus territorios y demostrando que el liderazgo femenino es un motor clave para el crecimiento sostenible.
El Instituto de Agroindustria de la Universidad de La Frontera ha destacado este proceso como una prioridad regional. Desde los programas FIC-R “Innovación de Procesos de Negocios para las Cooperativas de la Región”, financiado por el Gobierno Regional de La Araucanía, y AgrocoopInnova, apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), se promueve la profesionalización, el acceso a tecnología y la gestión sostenible dentro de estas organizaciones.
“Las cooperativas lideradas por mujeres muestran una gestión más eficiente, colaborativa e integral, y eso enriquece profundamente el quehacer cooperativo”, señaló Luis Torralbo, director del Instituto de Agroindustria de la UFRO. Según el académico, fortalecer la participación femenina no solo impulsa equidad, sino que también mejora la sostenibilidad financiera y social de las organizaciones.
Ejemplos de liderazgo femenino en la región
En el sector Agua Santa, la Cooperativa de Flores Antumalen —integrada por seis mujeres mapuches— ha consolidado un modelo productivo que combina tradición, identidad y tecnologías modernas. Gracias a alianzas con ANASAC Chile e INDAP, cuentan con invernaderos de última generación que les permiten producir flores de corte durante todo el año. “El cooperativismo nos cambió la vida; hoy podemos decir con orgullo que somos empresarias”, afirmó su presidenta Margarita Cheuquelen.
En Vilcún, la Cooperativa Agrícola Rayen Huencho ha logrado profesionalizar su producción de plantas ornamentales mediante sistemas de riego fotovoltaico y capacitaciones técnicas. “El apoyo técnico es fundamental para alcanzar nuestras metas; este camino requiere constancia, pero los resultados valen la pena”, señaló María Huencho, integrante de la organización.
En Gorbea, la Cooperativa Apícola Mishkihue, fundada en 2018, gestiona más de 80 colmenas bajo un enfoque sostenible e innovador. Su representante legal, Pamela Pérez, destacó que capacitaciones en digitalización e inteligencia artificial “permitieron consolidarnos como una cooperativa solvente y enfrentar los nuevos desafíos de la tecnología”.
Finalmente, en Collipulli, la Cooperativa de Trabajo Ayelén —conformada mayoritariamente por mujeres— se ha posicionado como ejemplo de economía social. Nacida en plena pandemia, hoy abastece a empresas como CMPC e ISA Intervial con miles de prendas confeccionadas localmente. Según su representante legal, Marlen Isla, el cooperativismo “ha transformado profundamente la vida de nuestras socias, entregándonos herramientas para crecer y generar empleo en la comunidad”.
Estas experiencias reflejan un fenómeno creciente en La Araucanía: el liderazgo de las mujeres rurales y mapuches está fortaleciendo la economía local, revitalizando los territorios y consolidando un cooperativismo moderno, inclusivo y sostenible.*****FIN*****

